“Llevo un día de locura, para un lado y para otro”, nos responde Daniela Santiago al otro lado del teléfono. Son las siete y media de la tarde y la malagueña acaba de colgar con su madre, ya en casa después de una intensa jornada repleta de compromisos. “Acabo de comer, con eso te lo digo todo”. Y es que, desde que Veneno viese la luz, primero en España y ahora internacionalmente de la mano de HBO Max, la vida de la actriz ha dado un giro de 180º. En menos de un año, Daniela ha abandonado su Málaga natal –y su trabajo como maquilladora y peluquera– para embarcarse en el proyecto conducido por Los Javis (Javier Calvo y Javier Ambrossi), dando vida a la icónica Cristina Ortiz en sus años de auge televisivo. Un mayúsculo desafío aprobado con sobresaliente al que se ha enfrentado sin experiencia previa en el campo de la interpretación, superado a base de esfuerzo, sacrificio y respeto por la profesión y el personaje.

Veneno
es el primer acercamiento de Daniela a la actuación profesionalmente hablando, pero no por ello la primera ficción de su vida. “Siempre soñé con ser actriz, aunque lo fui en cierto sentido por lo que me tocó vivir”, confiesa, en alusión a los obstáculos con los que se ha topado en sus 38 años de vida. Ahora, la andaluza reconoce estar viviendo el momento que llevaba esperando desde hacía décadas, y que siempre supo que llegaría. “Me acostaba y me levantaba con el pensamiento de que algún día sería actriz”. Una llamada de una amiga desde Barcelona avisándola del casting del biopic de Cristina fue el detonante de la que acabaría siendo la experiencia de su vida. “Si te soy sincera, aún no me creo lo que me está ocurriendo”, nos confiesa en repetidas ocasiones a lo largo de la conversación.

La serie ha sido un éxito y el trabajo de Daniela reconocido con el Premio Ondas a Mejor Interpretación Femenina, además de elogiado por Angelica Ross (Pose) o RuPaul, entre otrxs muchxs. Los rodajes sin descanso paralizados durante meses por la pandemia, el proceso de documentación y conexión con el personaje de Cristina –a la que conoció y con la que vivió durante un breve periodo de tiempo a principios de los 2000– y el reto emocional que supuso interpretar a un personaje tan potente y emblemático se ha visto recompensando con el inigualable calor del público. Además de impulsar su (aún incipiente) carrera como actriz, Veneno es un punto de inflexión en su vida. “Me ha cambiado mucho porque he salido del armario. Hasta ahora, nunca había reconocido abiertamente que era una chica trans”.
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Vestido DOLCE & GABBANA, guantes THE 2ND SKIN CO, joyas THOMAS SABO.
De trabajar como maquilladora y peluquera en tu Málaga natal, a interpretar a Cristina La Veneno en su época dorada. Ahora, cruzas el charco con el estreno internacional de la serie en HBO Max ¿En qué momento vital te encuentras?
Estoy en un momento de máxima locura. Si te soy sincera, aún no me creo lo que me está ocurriendo. Si me llegan a decir el año pasado, cuando me embarqué en este proyecto, que pasaría de ser una persona anónima a que me conociera todo el mundo, ni me lo hubiese imaginado. Que aquí en España haya pegado tan fuerte lo puedo entender porque, al fin y al cabo, la gente la conocía y se ha hecho de una manera muy bonita y elegante. Pero que en Estados Unidos, donde no tienen nuestras costumbres ni han vivido la España de los noventa, haya tenido tan buena acogida… Es increíble. Estoy viviendo el sueño que tuve desde que era niña. Siempre soñé con ser actriz, aunque lo fui en cierto sentido por lo que me tocó vivir. Siempre tuve que pelear a contracorriente y demostrar ser quien era, actuando con la gente y llevándomelo a mi terreno.
Esta es tu primera incursión en el mundo de la actuación, al que reconoces haberte querido dedicar desde siempre. Sin embargo, pensaste durante mucho tiempo que no llegarías a conseguirlo. ¿Por qué?
He sido bailarina, he trabajado en restaurantes, de modelo, maquilladora, peluquera… Ahora, con 38 años, me encontraba en un momento de mi vida en el que ya me había comprado mi piso en Málaga. Tenía que seguir trabajando y ser realista. Sabía que no podía permitirme ir a estudiar interpretación a Madrid y pagarme un alquiler, cuando mi sueldo de maquilladora no me daba para mucho. Esto también es un golpe de suerte, o que realmente esté para ti en tu destino; que tengas que ser una estrella, una actriz o lo que sea. Pienso que estaba en mi vida, esta estrella la tenía marcada desde pequeña porque siempre supe que acabaría donde estoy ahora mismo, te lo puedo garantizar. Me acostaba y me levantaba con el pensamiento de que algún día sería actriz, todos mis amigos que me conocen te lo pueden decir. Siempre lo he dicho porque es cierto que valgo para ello y nunca he sentido que encaje en un sitio tanto como en el cine. He podido trabajar en cien mil cosas, pero siempre supe que no estaba en mi sitio; siempre, siempre, siempre. Y que con 38 años la suerte llame a tu puerta de repente y puedas cumplir el sueño de tu vida, es muy emocionante y muy bonito.
Te presentaste al casting de Veneno después de que una amiga te animase a hacerlo, y despertaste el interés de Los Javis, quienes no dudaron en convertirte en protagonista. ¿Cómo viviste la audición? ¿Qué crees que vieron en ti para seleccionarte?
Así es, me enteré del casting por una amiga mía de Barcelona. Me llamó corriendo para decirme que me presentase, porque ella sabía que yo siempre había querido esto y era una gran oportunidad. La cogí como quien se agarra a un clavo ardiendo. Fui a Torremolinos e hice el casting de Daniela con mi pelo, un vaquero y una camiseta. A la chica que hacía las audiciones le gusté, y me preguntó si podían venir a hacerme una entrevista algo más personal a mi apartamento. Obviamente, le dije que sí. Allí nos conocimos un poco más y ella se puso en contacto con Eva y Yolanda, directoras de casting de Veneno. Vieron que podía encajar en el perfil y vinieron a Málaga para hacerme un presencial. Después me llamaron para hacer otro presencial en Madrid, ahí ya directamente con Los Javis y caracterizada de Cristina. Estaba en el cuarto de baño retocándome y, en el momento en el que abrí la puerta, me encontré de frente con Ambrossi. Se echó a temblar, se puso las manos en la cabeza y empezó a decir, “la queremos, la queremos, es muy fuerte”. Me abrazó y me besó justo antes de entrar en la audición, donde tuve que interpretar a Cristina delante de Valeria Vegas, Los Javis, Eva y Yolanda. ¡Imagínate los nervios que tenía! Nunca había tenido tan cerca a gente tan influyente en este sector, y había llegado el momento de mostrar mi arte. Tuve que improvisar una escena de drama y les gustó; mi soltura, mi cercanía, mi drama.
Has dado vida –junto a Jedet e Isabel Torres– a la inconfundible Cristina Ortiz, una de las primeras mujeres trans en aparecer en pantalla en nuestro país, a la que tú misma conociste cuando tenías 17 años y acababas de llegar a Madrid. Incluso viviste en su casa durante un mes. ¿Cómo os conocisteis? ¿Qué recuerdo guardas de ella?
La conocí en Chueca cuando tenía casi 18 años. Por aquel entonces vivía por allí y compartía piso con unas amigas, y ella me ofreció irme a su casa. Acepté y estuve viviendo con ella un mes, pero no duré mucho porque Cristina tenía una forma de vida muy diferente a lo que yo estaba haciendo en ese momento. Sentí que no encajábamos y me fui. No obstante, era una persona maravillosa. Le tengo mucho cariño y siempre le agradeceré que se ofreciese a echarme una mano. Siento que la he inmortalizado y que, a su vez, ella me ha inmortalizado a mí. Justo un mes antes de su muerte, una amiga en común me dijo que había preguntado por mí, y eso me dio muchísima pena. He tenido que vivir su vida y ser ella durante un año para entenderla realmente y quererla tal cual era. Nos hemos encontrado en el corazón y noto que eso me ha cambiado.
Como decías al principio de la entrevista, has tenido que actuar desde que eras muy pequeña, luchando contra viento y marea para reivindicar quién realmente eras. No obstante, los aspectos técnicos de la interpretación los has aprendido desde cero en este último año a raíz del proyecto televisivo. ¿Qué dificultades has encontrado?
Sin duda alguna, la voz. Se me ha dañado mucho y, de hecho, aún no la he recuperado por completo. Hemos tenido que grabar secuencias a dos o tres grados bajo cero en el Parque del Oeste y en la Casa de Campo, todo un reto. Las temperaturas horrorosas, tener que poner su voz y pelear como ella… Ha sido muy duro. Y como bien dices, ésta era la primera vez que me enfrentaba a un trabajo como actriz, teniendo que superar todo aquello en lo que pensaba que podía flaquear. No ha sido fácil dar la talla con un personaje tan icónico y mítico como el de Cristina. La gente estaba esperando ansiosamente a que se desvelase quién iba a interpretarla en su etapa joven y gustarle a España conllevaba un reto enorme. O me alababan y me los metía en el bolsillo, o me acabarían dando por todos lados.
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¿Has sentido mucha presión por la respuesta de los fanáticos de Cristina?
Mucha, mucha, mucha. Temía el día en que se emitiesen los capítulos. Los Javis son maravillosos maestros y cuando te dicen que está perfecto, es que está perfecto. Ellos no paraban de decirme que no me preocupase, pero una es exigente y tenía miedo. Después de ver las críticas y la reacción de la gente, respiré.
Además del nódulo en la garganta provocado por forzar la voz durante todo un año, reconoces haber sufrido ataques de ansiedad e impotencia a la hora de rodar determinadas escenas. ¿Te ha cambiado por dentro esta experiencia?
Me ha cambiado mucho porque he salido del armario. Hasta ahora, nunca había reconocido abiertamente que era una chica trans. Estamos empezamos a conseguir la visibilidad y el respeto que merecemos porque estamos más empoderadas y nos vemos fuertes porque hemos salido del armario. Creo que ha llegado el momento de la revolución trans y estoy encantada de formar parte de este histórico momento junto a mis compañeras, por el colectivo y por nosotras. Y esto me ha cambiado, yo antes no era así. Había trabajado en la noche y había hecho mil cosas, pero mantenía un perfil bajo en cuanto a que la gente supiese que me había hecho un cambio de sexo. Que lo pudieran sospechar me daba igual, pero de mi boca no salía; ni con las relaciones ni con los chicos. Me acepto y me quiero muchísimo más que antes.
¿A qué personajes, lugares y momentos has acudido tratando de conectar con la esencia de Cristina?
He leído muchísimo y me he documentado con cientos de videos de Cristina para captar sus movimientos y su forma de discutir. Tenía que ser ella y, obviamente, me la he tenido que comer. Si no, no hubiera salido así. Hemos tenido un coach para trabajar el acento andaluz tan característico de Cristina, ordinario a la par que simpático. Ha habido un trabajo muy potente detrás de cámaras.
¿Cuál ha sido la escena más difícil de rodar?
La escena de acción que más nos costó a todas, y a mí en particular porque estuve tres días en la cama con dolor en el pecho, fue la secuencia en la que me peleo con Fanny. La secuencia en la que le arranco el pezón y me peleo con ella bajo la lluvia se tuvo que grabar cuatro veces. Temperaturas bajo cero de madrugada en mitad de la Casa de Campo de Madrid con 2 grúas lanzándome lluvia helada y empapada, teniendo que revolcarme por en el suelo… Eso fue muy duro.
Una vez concluido el rodaje –marcado por el confinamiento y las obligadas medidas de seguridad– viajaste a Adra para despedirte de Cristina, rindiéndole un sentido homenaje en el que te liberabas de ella para dejarla volar libre.
Efectivamente. Era verano y acabábamos de parir, la gente ya estaba disfrutando de Veneno y yo sentía la necesidad de quitarme de encima a Cristina. El personaje pesa mucho porque, emocionalmente, su historia es muy potente. Llevaba todo un año trabajando el personaje, más de quince horas diarias, y Daniela necesitaba salir. Fue entonces cuando decidí liberarla en su tierra, Almería. Me fui de vacaciones por Andalucía con mis amigos e hice un ritual de despedida con cariño y respeto, para luego continuar por Cádiz y Málaga. Ahora estoy completamente liberada.
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“Cómo la nueva serie Veneno está reviviendo el legado del icono trans español”, titulaba la histórica publicación estadounidense Time, coincidiendo con el salto internacional del proyecto de la mano de HBO Max. ¿Os llegasteis a imaginar que tendría una respuesta tan positiva?
¿Quién no se pone de parte de Cristina? Han sabido ver lo vulnerable que era, lo desprotegida que estuvo a lo largo de su vida. Seguro que no todo fue como lo hemos contado, pero lo que está claro es que fue una víctima de la incomprensión. La vida la hizo tal y como era.
Has crecido con el apoyo de tu familia y no dudas en considerarte una privilegiada. Pero has sido testigo, en primera persona, del rechazo de una sociedad que miraba con extrañeza y deprecio ‘lo diferente’. Proyectos como Veneno comienzan a destapar una realidad hasta ahora silenciada.
Estamos reivindicando los derechos que corresponden por ley al colectivo y cada vez somos más las que estamos dando la cara. Se están tocando puertas en el gobierno, pidiendo la Ley Estatal Trans. Está ahí, es una realidad. Que antes no se haya conseguido no quiere decir que no se vaya a conseguir ahora; y ahora sí vamos a lograrlo porque estamos dando caña, hay visibilidad y reconocimiento. Simplemente estamos exigiendo nuestros derechos, lo que nos corresponde, ni más ni menos. No queremos más derechos que nadie, simplemente que haya igualdad. Que nos den la oportunidad de conocernos y que podamos acceder a los puestos de trabajo.
De acuerdo con el último informe emitido por la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA), el 77% de las mujeres trans han sufrido discriminación en España a la hora de buscar empleo. Un dato inaceptable que exige de medidas urgentes por parte de las autoridades y la sociedad en su conjunto. ¿Cómo valoras la respuesta por parte de las instituciones? ¿Dónde está la clave para lograr la libertad plena, la equiparación de derechos y la inclusión real?
Creo que lo están intentando y que, a base de entrevistas, apariciones en los medios y alegatos frente a las cámaras, tendrán que acabar poniéndose las pilas. La gente lo está pidiendo y están firmando, esto debería de estar ya. No vamos a recular, por lo que no les queda otra. Si ya estamos aquí, hemos hecho todo lo que hemos hecho, estamos empoderadas y no dudamos en pedir lo que nos corresponde por ley, ahora no nos vamos a echar atrás y a dejar todo lo que vamos consiguiendo día a día. Es el momento de empujar con más fuerza que nunca.
¿Qué mensaje te gustaría lanzarle a todos aquellos que, aún a día de hoy, niegan la identidad de las personas y se resisten a reconocer sus libertades?
Que se miren en el espejo, a ver qué ven. No todos tenemos que ser iguales. ¿No puedes tener empatía con tu vecino porque sea diferente? ¿Le tienes que crucificar y dejarle sin derechos porque no sea como tú?
He leído que prefieres no dar pistas sobre tus próximos proyectos por miedo a que se gafen pero, ¿hay algo que nos puedas adelantar? ¿Te veremos en pantalla próximamente?
Siempre lo digo y me mantengo así. He comprobado que cuando digo lo más mínimo, se me escapa. No sé por qué, pero me pasa. Ahora he hecho la serie con Ana Milán, además de protagonizar el nuevo videoclip del cantante Cristian Coto. También he participado en el cortometraje de Miguel Ángel Olivares, Julia, que gira en torno a la temática LGTB. Presenté la gala de clausura del Festival de Málaga junto a Jedet. No he parado y me están proponiendo cositas que suenan muy bien. Ahora en enero, empiezo a dar clases de interpretación con Fernando Piernas, el mejor de Madrid. Estoy súper contenta, motivada y con muchísimas ganas de empezar. Estoy cerrando un ciclo y no paran de llegar cosas bonitas.
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Top GUCCI, corset DOLCE & GABBANA, medias WOLFORD, brazaletes GLENDA LÓPEZ, collar MISBHV.
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Vestido STAND STUDIO, pendientes VALENTIN PATTYN.
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Vestido y botas MARIA ESCOTÉ, joyas THOMAS SABO.
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Vestido STAND STUDIO, pendientes VALENTIN PATTYN.
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Daniela lleva vestido BALMAIN, pendientes y brazalete THOMAS SABO, anillo VERSACE, bolso PRADA; Kitti lleva total look MARIA ESCOTÉ.
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Abrigo GUESS BY MARCIANO, pendientes VALENTIN PATTYN.
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Blazer GEORGES RECH, falda DOLCE & GABBANA, pendientes y brazalete THOMAS SABO, anillo VERSACE, collar MISBHV.