El talento femenino de Perú llega al festival Bime de la mano de Shushupe, la DJ que nos deleitará con su electrocumbia amazónica en el festival de música en Bilbao, que se alarga del 30 de octubre al 2 de noviembre. Ya su nombre artístico guarda relación con el profundo amor que procesa por la voluptuosidad de la naturaleza selvática, pues toma el nombre de una de las serpientes más venenosas del mundo, que vio en uno de sus viajes a Iquitos, en la Amazonia peruana. 
En sus EPs Indocumbia (2014) y Taricaya (2016) mezcla los sonidos que recoge en sus viajes con bases electrónicas y con el sonido de sus amados ritmos tropicales como la cumbia o la salsa. Hablamos con ella de la fusión de lo tradicional y lo contemporáneo, de su amor por la música y por Perú, y su renacer cultural con la reivindicación de las culturas que estaban en el olvido.
Shushupe es la víbora más larga del mundo y una de las más venenosas. ¿Por qué decidiste usar este nombre como tu alias de DJ?
La Shushupe (Lachesis Muta) es una de las serpientes más venenosas de la Amazonia peruana. Antes de convertirme en DJ y productora musical, en mitad de mi carrera de Ingeniería Forestal en la Universidad Nacional Agraria La Molina de Lima, hice un viaje de campo a la selva. Ahí me topé con una serpiente de casi tres metros de color marrón y negro. Los señores locales que trabajaban con nosotros me dijeron: es la Shushupe.
Luego, cuando regresé a Lima y se lo conté a algunos amigos, comenzaron a decirme en broma con el acento en que hablan los charapas: ‘la shushupe te va a picar, te va a meter el veneno’. Por esto, algunas personas del bar de un amigo donde trabajaba como bartender me decían Shushu, Shushupe, etc. Para un flyer de una fiesta chicha-cumbia me pidieron mi nombre oficial y no lo pensé dos veces: Shushupe.
Originalmente, estudiaste Ingeniería Forestal, como justo comentabas. ¿A qué se debió este cambio de profesión? ¿Siempre te había interesado la música (electrónica) o fue una pasión que apareció después?
Me gradué y saqué mi título como ingeniera forestal, pero a mitad de la carrera, cuando trabajaba en el Oso Bar (por el 2006), un día le pregunté al DJ residente: ¿oye, no tienes ritmos más latinos o tropicales? Me dijo que no, pero que si quería me podía enseñar a usar las compacteras y a pasar música, y yo acepté. En mi casa comencé a grabar en CDs toda la música que me hacía bailar. Un par de semanas después, puse la música y se armó un fiestón. Me encantó la sensación de hacer bailar a la gente con mi selección musical. Tuve una conexión increíble y decidí que quería ser DJ.
Ya de niña apreciaba mucho la música en general porque me encantaba bailar. Siempre tuve esa conexión con bailar y escuchar música, desde techno hasta cumbia. En casa de mis padres había discos de salsa, de música criolla, de rock, de merengue, etc.; un combinado loco. Desde que descubrí la música electrónica en la adolescencia, me pareció un mundo interesante, ya que te puedes estar horas bailando en una rave. De hecho, desde que tengo diecinueve años, me encanta ir a fiestas así.
Cuando estudiabas ingeniería forestal hacías muchos viajes a Iquitos, ciudad de la Amazonia peruana. ¿Han influenciado estos viajes a tu música?
Sí, de muchas maneras. Iquitos es una de las ciudades de la selva que más me inspira –por su historia, por su riqueza, por su caos, por su música. Es una mezcla de lo exótico y lo caótico en todos los sentidos. Es un lugar lleno de aventuras, de vida salvaje y de misticismo (por el río Amazonas). No solo viajé ahí cuando estudiaba sino que actualmente también voy para tocar en las discotecas más populares y en Electrocamp, el evento que hacen todos los años en las playas.
Ahí he conocido a los padres de la cumbia amazónica, Los Wemblers de Iquitos –hacen una música inigualable. Tuve la oportunidad de conocer la casa donde graban y ensayan sus producciones, y pude grabar sus guitarras, que samplearé y usaré en una producción futura. También tuve la suerte de tocar con ellos y junto al reconocido dúo de peruanos Dengue Dengue Dengue en Bruselas, en la asociación cultural Recyclart, en 2017. También hace poco viajé a la comunidad Bora en una expedición con reconocidos chefs peruanos del restaurante Amaz para conocer el proceso del ají negro, proveniente de la yuca brava. Grabé todo tipo de sonidos durante el viaje para luego musicalizarlos en una cena con dichos insumos en Lima.
Tu música es una fusión de melodías folklóricas, como la cumbia, con beats electrónicos. ¿Cómo nace en ti la necesidad de fusionar estos dos mundos?
Tras ser DJ durante algún tiempo, en 2009 aproximadamente se me ocurrió apuntarme a clases de producción de música electrónica porque quería mezclar ritmos amazónicos y crearles bases electrónicas, armar baterías para potenciar la cumbia folklórica y así poder mezclarla de otra manera. Pero más que hacer remixes de cumbias tradicionales quise encontrar primero mi propio sonido con mis grabaciones dentro del bosque, mis viajes, mis experiencias en la Amazonia y mi conocimiento de algunos ritmos como DJ. Tuve la necesidad de plasmar todos estos sonidos y experiencias de la Amazonia, y la base de la música electrónica me ayudó a hacerlo realidad.
Has trabajado con grupos míticos de cumbia como Los Mirlos. ¿Cuál es tu relación con ellos? ¿Con qué otros grupos te gustaría trabajar?
He compartido el mismo escenario con ellos en muchas ocasiones en Perú. También en Getafe (Madrid), en el Festival Guacamayo Tropical dentro del marco del Festival Cultura Inquieta en 2017. Y he pinchado muchos de sus temas durante mi carrera artística. También he grabado guitarras de Rolo Gallardo, guitarrista del grupo Bareto, y he grabado la guitarra de los Wemblers de Iquitos, que luego he usado en mis producciones. Me gustaría hacer algo con las Kumbia Queers, la agrupación argentina que hace una fusión de punk rock con cumbia y música tropical. Las sigo desde 2008.
Muchas veces, cuando se mezcla lo tradicional con algo más nuevo surgen críticas. ¿Cómo ha reaccionado el público en general, sobre todo el peruano, a tu trabajo?
Si bien hay críticas para todo, la reacción positiva del público pesa más. Ya sean mis propias producciones o las de colegas productores o de bandas, cada vez que he mezclado me he encontrado una buena reacción –igual siempre preparo un set dependiendo de donde vaya a tocar. El público puede ser muy variado en Perú y aún no todos están preparados para librarse de ciertas costumbres y escuchar algo nuevo.
En cuanto a mis producciones, hago lo que me gusta y lo que quiero hacer sin pensar en que tengo que gustarle al público. Igual me gusta hacer música movida y que te encienda, entonces, ¡por ahí siempre me ha ido bien! Dentro del público peruano, en su mayoría, hay una gran aceptación de estas fusiones; lo vienen haciendo Novalima y Miki Gonzales desde hace años y es música mundialmente reconocida y que a la mayoría de peruanos nos gusta.
Después de un viaje a Indonesia, sacaste el álbum Indocumbia, donde mezclas sonidos que recolectaste en tu viaje, beats electrónicos y música tradicional peruana. ¿Cómo surgió este mix? ¿Qué es lo que tanto te inspiró de Indonesia como para crear un álbum?
Bueno, para los que no conocen el sudeste asiático, es una experiencia increíble. Cuando estuve en Semarang, una ciudad de Indonesia, me recordó bastante a la Amazonia peruana –pero en Asia y con otras costumbres. Siempre pasaba por un mercado donde vendían CDs de música tradicional indonesia y sonidos de aves típicas de allá. Me compré unos tres discos sin escucharlos y me los llevé a casa de unos amigos que estaban ahí haciendo un intercambio cultural. Fueron días y semanas de fuertes lluvias, así que me quedé jugando sampleando los CDs que me había comprado. Escuchando los ritmos, pensé que quedarían bien con unos beats de cumbia y unas bases electrónicas. Y así salió Indocumbia, una mezcla de ritmos tradicionales de Indonesia con sabor a cumbia.
En tu EP Taricaya, algunos de los nombres de las canciones como Sarayacu, Oropéndola o el mismo nombre del EP son especies animales que te puedes encontrar en la selva amazónica. ¿Cómo materializaste la inspiración amazónica en canciones? ¿Por qué utilizas frecuentemente nombres de especies de la selva?
Taricaya nace de mi viaje a la Reserva ecológica Taricaya, ubidaca en Puerto Maldonado, Madre de Dios. Dentro de esta reserva hay un centro de rescate de animales y también tienen un proyecto de conservación de las tortugas Taricayas. Cada año liberan a miles de ellas, tienen sus huevos en cautiverio para así protegerlos de diferentes predadores. Estuve ahí y grabé sonidos tanto a las 5 de la mañana como de noche. Es muy interesante poder grabar en medio del bosque; con audífonos puedes escuchar mil y un sonidos que hacen los animales, las aves, los insectos y hasta la naturaleza.
Al llegar al estudio y procesar todos esos sonidos es donde trato de crear esa atmósfera, ese misterio dentro del bosque. Por ejemplo, meto el canto del ave Oropendola y puedo cambiarle las notas. También puedo jugar con el pitch y así crear cosas locas. En el caso de este EP, siento que era necesario poner algunos nombres de especies endémicas. Particularmente me gustan los nombres de las especies tropicales, ya sean plantas, animales, lugares o de mitos amazónicos. Cada nombre tiene algo en particular, sobre todo si proviene de la selva.
Recientemente actuaste en la clausura de los Panamericanos 2019, con sede en Lima. Tu tracklist con los atletas bailando de fondo se convirtió rápidamente en tendencia en Twitter. ¿Qué supuso para ti esta actuación en un evento deportivo tan importante?
La verdad es que fue increíble, impresionante. Me siento mega orgullosa de haber estado ahí como artista, como mujer, como peruana y sobre todo, hacer bailar a atletas de diferentes países con mi estilo musical. ¡Del Perú para el mundo!
Además, en 2018, por la histórica participación de la selección peruana en el Mundial de fútbol de Rusia después de treinta y seis años, también viajaste con ellos para compartir tu música durante unos días. ¿Te consideras una ‘embajadora’ del folklore peruano?
Fui la encargada de musicalizar la Casa Perú dentro del Festival South by Southwest (Austin, Texas, Estados Unidos) y durante la Copa Mundial de la FIFA (Moscú, Rusia).
Definitivamente soy embajadora del Perú, pero no solo del folklore tradicional, ¡sino de una fusión de lo tradicional con lo contemporáneo!
Según una encuesta del 2018 difundida por el Ministerio de Cultura peruano, el 53% de los ciudadanos cree que la sociedad peruana es racista. El periodista peruano Marco Avilés también sostiene que existe una estructura racista e histórica hacia los indígenas y afroperuanos. Tú utilizas sonidos folklóricos, ¿lo ves como una especie de reivindicación cultural?
Muchos artistas peruanos, así como yo, somos parte del renacer de Perú, de la reivindicación de las culturas que estaban en el olvido. Me llena de orgullo poder representar a mi país con mi música. Todos debemos dejar los prejuicios y resentimientos sociales en el pasado, pues todos somos hermanos y parte de este hermoso y rico país. En el presente estamos en la mira del mundo por toda nuestra riqueza cultural. Ser indígena, afroperuano, blanco, cholo, chino, etc. es algo que hoy en día no debería importar, y más bien algo por lo cual estar orgullosos, el ser Peruanos.
Vas a participar en la edición del Bime de este año, el festival celebrado en Bilbao del 30 de octubre al 1 de noviembre. ¿Qué sientes cuando personas de todas las nacionalidad bailan tu tropical bass? ¿Crees que la música es un lenguaje internacional?
Me siento feliz, satisfecha. Ver bailar a personas de diferentes países mi ritmo me llena de ganas de seguir creando nueva música y de seguir viajando a dejar mis semillitas por el mundo. Ando super emocionada por participar en el Bime y estoy segura de que el público gozará con mi música. La música definitivamente es un lenguaje universal, es una conexión que no tiene barreras ni condiciones sociales, simplemente se siente. Y si la música te mueve, ¡te mueve aquí o en la China!
¿Qué proyectos futuros tienes? ¿Hay algunos sonidos que quieras explorar en tus nuevas producciones?
Estoy trabajando en un nuevo disco que se llamará Iquitos. La portada irá a cargo del famoso pintor peruano Christian Bendayán, que estuvo representándonos en la Bienal de Venecia de este año. Voy a utilizar muchas de mis grabaciones de mis viajes de los últimos años. Quiero explorar la idea de hacer una mezcla con mucho dembow, cumbia, tribal, etc. Definitivamente algo exótico que englobe mi visión de Iquitos y que te haga bailar sí o sí. Tengo bastantes tocadas por el Perú lo que resta del año, y para el 2020 planeo viajar a México, Argentina, Chile y por setiembre hacer una residencia artística en Europa. Ando en búsqueda de eso, salir un tiempo afuera, estudiar, tocar y hacer un intercambio cultural.
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