El miedo y la paranoia pueden llevarnos a situaciones surrealistas. La semana pasada inauguraron Subúrbia. La construcció del somni americà en el CCCB, donde aparte de analizar histórica y culturalmente el concepto del llamado ‘sueño americano’, también analizan el ideal desde la perspectiva de la paranoia y el miedo. Entre otras obras que componen la exposición, la fotógrafa catalana Blanca Munt nos invita a presenciar su proyecto, Alerta Mira-sol, donde reflexiona sobre las dos caras de la moneda de vivir en un lugar tranquilo apartado de la ciudad.
Nos han contaminado con películas y libros donde en las casas grandes siempre pasan cosas malas, y aunque nos parezca algo aislado, este delirio colectivo lo tenemos más integrado de lo que imaginamos. En 2019, Blanca Munt participó en un chat vecinal de vigilancia de su barrio, Mira-sol, en Sant Cugat del Vallès, para alertar de posibles robos y allanamientos en las casas. Lo que empezó como algo para ayudarse colectivamente acabó siendo un espacio donde el control se les fue de las manos. ¿El resultado? Disgregación entre vecinos, inquietud y, sobre todo, desconfianza. “Lo que para uno es miedo o paranoia, para otro es seguridad. Entonces creo que es un proyecto abierto a múltiples lecturas”, nos confiesa en esta entrevista. Le interesa la idea del suburbio y no se cierra a otros proyectos relacionados. Hablamos con Blanca sobre los sueños, las casas y la cultura del miedo.
Creo que no hay nadie mejor que tú misma para presentarte. Cuéntanos, quién eres y a qué te dedicas.
Pues soy Blanca Munt, tengo veintiséis años y me considero artista. Vengo de la fotografía pero nunca la he usado como único medio, sino que también hago diseño gráfico y vídeo. En la unión de estas tres disciplinas es donde me siento más a gusto y donde siento que tengo una vía para explicar cada uno de mis proyectos. En general me interesan temas que tienen que ver con la periferia, la suburbia, la idea de la casa y sobre todo de la familia.
Voy directa. ¿Qué crees que se tiene que tener para ser una buena fotógrafa?
(Risas) Parece la típica quote, pero yo creo que el tener ganas de serlo. Esto es algo que a mí me ha costado de entender. Siempre tendía a menospreciarme y llega un punto que dices, no, soy autora, tengo mi propia voz, mis propias ideas, mis propios proyectos y realmente tengo que creer en ellos, ¿no? Estamos en un punto donde no hay buenas fotos o malas fotos.
Yo misma, en Alerta Mira-sol, he hecho fotos con el móvil, y me he hecho una carrera de cuatro años en fotografía. Me imagino a mis profes diciendo, ¿te he enseñado a usar una cámara y acabas haciendo las fotos con el móvil? Pero realmente, para mí la técnica o la herramienta en sí me dan absolutamente igual, lo que me importa es a dónde quiero llegar con eso.
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La visión o la intención, ¿no?
Exacto, o la mirada también. Y esta la puedes tener con un iPhone, con una cámara o con lo que sea.
Estudiaste cuatro años el grado de Fotografía en el IDEP e hiciste los posgrados en Diseño Gráfico Avanzado y en Audiovisuales. Podríamos decir que llevas toda la vida trabajando para poder dedicarte a esto. ¿Cuál dirías que es el mayor reto de vivir del arte?
El mayor reto es directamente conseguir vivir del arte. Llegó un punto en el que acabé la carrera supermotivada diciendo, vale, voy a ser artista, voy a ser autora y voy a exponer. Pese a que sí que hay muchas oportunidades (y cada vez más porque se está apoyando mucho el talento joven y emergente), creo que aún sigue siendo muy difícil y un poco utópico vivir del arte. Entonces me vi obligada a buscar un plan B: la vía de la docencia. A mí me encanta porque acabas aprendiendo muchísimo, pero considero que es una realidad difícil. Tiene una parte emocional: si estuviera todo el día con mis proyectos acabaría loca, entonces creo que es importante encontrar un equilibrio perfecto entre mis proyectos personales (que realmente me hacen crecer como autora) y los más comerciales, que al final son los que me dan de comer y a la vez me permiten seguir explorando.
Hace cosa de dos años creaste La Juani con Alejandro Egido, un estudio de dirección creativa y producción. ¿Entra dentro de este plan B? ¿Cómo nació el proyecto?
Pues sí, La Juani nace un poco de lo que te comentaba, el buscar un plan B que te dé de comer pero que a la vez te guste y te llene. Con mi novio (que él viene de la publicidad y del cine, y yo de la fotografía y del diseño) creamos una productora. No nos limitamos solamente a producir proyectos de foto, vídeo o diseño, sino que también participamos en todo lo que es la dirección creativa y la concepción de la pieza. Ahí es donde entra nuestra parte más autoral, porque al final él también tiene esta parte de autor. Y nada, este sería nuestro valor añadido: no solo producimos, sino que concebimos la pieza de principio a fin.
¿Crees que la vida del artista tiende a idealizarse, igual que ese sueño americano que vemos en la exposición?
Totalmente. (Risas) Es como la vida del músico, ¿no? Creo que son vidas un poco idealizadas. Es verdad que son estilos de vida totalmente distintos, no tienen nada que ver con alguien que trabaja en una oficina de nueve a seis. A mis alumnos siempre les digo que fotógrafos somos siempre, desde que nos levantamos hasta que soñamos. Entonces, es difícil a veces separar y poner límites.
Antes de nada, felicidades por formar parte de Subúrbia. La construcció del somni americà del CCCB. ¿Cómo ha acabado tu proyecto Alerta Mira-sol en él?
Fue mi proyecto final de carrera, o sea que no era nada esperado que llegara a todos los sitios a los que ha llegado. Tuve la gran suerte, destino o intuición, que presenté la maqueta de fotolibro a una convocatoria de Fiebre Photobook, en Madrid, y gané el premio. Se publicó, y de allí empezaron a salir bastantes oportunidades. Expuse en Getxophoto y en la fundación de KBr Mapfre. A raíz de esta última, una amiga arquitecta de Philipp Engel (el comisario de la exposición) vio el proyecto y le habló de mi trabajo. Realmente, a nivel conceptual encajaba a la perfección.
Alerta Mira-sol se lanzó en 2021 y narras la paranoia de un grupo de Whatsapp de vigilancia vecinal. ¿Tienes planes de explorar más proyectos de este estilo?
Sí. Durante mi pequeña y corta trayectoria, porque soy muy joven, todos los temas siempre han estado muy relacionados. Recuerdo cuando estaba empezando Alerta Mira-sol, al principio no era Alerta Mira-sol como tal, sino más bien un conjunto de imágenes e ideas. Probé y exploré muchísimas vías y empecé a acumular también muchísimos dibujos de casas (que pedí a amigos cercanos que me dibujaran) porque me interesaba la idea del imaginario colectivo que tenemos todos de ella. Probé de hacer muchas fotografías en cocinas porque vivo en un barrio donde todas las casas son iguales (fruto de una inmobiliaria) y me atrapaba mucho esta idea de que el vecino tuviera exactamente la misma que yo. Al final, tras explorar todas esas vías diferentes, con la que me sentí más cómoda para llegar a esa idea que yo tenía, la de la cultura del miedo, era Alerta Mira-sol.
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Ligándolo con lo de los dibujos de las casas, que si no recuerdo mal era de tu proyecto Houses (con el que exploraste esta idea con quinientos otros dibujos), ¿cómo dibujarías tú una casa?
Sobre esta cuestión, creo que todo el mundo tiene dos casas mentales: la casa ideal, esa en la que tú te proyectas como tu verdadero ideal utópico, y luego la casa construida, esa que te han inculcado desde que eres pequeño y que es fruto de todo este imaginario colectivo. Sobre este proyecto, a mí me interesaba mucho conocer cómo eran estas casas construidas por personas cercanas a mí. Recuerdo que la mía la dibujé como la típica casa cuadrada con el techo triangular, una puerta y dos ventanas. Hay quien la dibuja con un árbol, con una nube, con un sol o con un caminito. Te das cuenta de que muy poca gente vive en este tipo de casas, solemos vivir en pisos, y me interesaba mucho lo que hay entre lo mental y lo real.
Entendemos el concepto del sueño americano como la aspiración a un ideal de vida que en realidad no es tan perfecto. ¿Qué vida aspirabas tener de pequeña y cómo ha cambiado tu visión?
Claro, no soy muy consciente, pero sí que recuerdo que de pequeña era una persona superespontánea. Parece típico, pero era muy feliz, de verdad, no tenía ninguna preocupación. Pero a medida que vas creciendo se van sumando tensiones y preocupaciones, y de alguna manera esa espontaneidad y esa libertad que sentimos de pequeños se ven reprimidas, como si hubieran encerrado en una casita a esa Blanca de la infancia.Creo que, al final, el día a día y las obligaciones te van reprimiendo poco a poco. 
En relación con Alerta Mira-sol, ¿qué nos puedes decir de ese miedo implantado?
En verdad, Alerta Mira-sol también habla de eso, de toda esa cultura del miedo, de la paranoia que nos van inculcando, que no somos conscientes, pero que de alguna manera acaba pasando factura. Lo que aparentemente tendría que ser idílico, como vivir a las afueras de la ciudad (en mi caso en un barrio en Sant Cugat), a veces juega en tu contra. Estás más preocupado de si pueden entrar en tu casa o de si estás seguro que no tanto de disfrutar de esta ‘libertad’, entre comillas, de las afueras de la ciudad.
¿Crees realmente que vivir a las afueras de la ciudad te da más libertad?
Bueno, no sé si es estar libre o es ser un poco ignorante al pensar, me voy de la ciudad a descansar al campo. Ahora no puedo hablar de Sant Cugat como un pueblo (porque ya ni mucho menos lo es), pero sí que es verdad que cuando vuelvo de estar unos días en Barcelona me da esta sensación de volver a casa, de volver al campo cuando ya no queda ninguno. Pero a nivel mental existe esta paz, esa separación de, vale, separo todo el bullicio de la ciudad y me voy a un lugar que es totalmente distinto.
Volviendo a lo de la exposición, la idea de la casa familiar idílica nos la llevan vendiendo desde que somos pequeños, pero hay muchas contradicciones dentro de este modelo urbanístico. Sin ir más lejos, que a veces es insostenible. ¿Qué aporta tu obra a esta discusión?
Para mí lo importante era que cada uno sacara su propia reflexión de este proyecto. Al final tiene muchísimas miradas, muchísimas opiniones, no soy solo yo dando mi punto de vista, sino que hay muchos vecinos que de manera inconsciente también fueron implicados en el proyecto y tienen su propia visión. Para mí era poner todos los medios, todas las cartas sobre la mesa y que cada uno hiciera su propia reflexión basándose en las circunstancias de su vida. 
Ha sido como poner un espejo y decir, esto es una realidad tal y como yo la vivo, y simplemente ver qué conclusiones cada persona saca de aquí. Yo tengo mi opinión muy clara, pero no me gusta compartirla, quiero dejar que se dé una interpretación más amplia, más libre. Estamos tratando con temas que son muy emocionales y muy inconscientes. Lo que para uno es miedo o paranoia, para otro es seguridad. Entonces creo que es un proyecto abierto a múltiples lecturas.
Pues para mí, el sueño americano representa tanto la promesa de oportunidad como la complejidad de su realización. ¿Cuál es tu percepción?
Me considero fruto de este sueño americano. No americano, porque al final estamos en Barcelona, pero mis padres en los años 2000 sí que tenían este ideal de vida de ‘me voy a las afueras de la ciudad para crear una familia en un entorno seguro’. Siempre me he visto un poco sumisa a este ideal, y si alguna vez las circunstancias de mi vida no iban de la mano de él, me daba un grado de insatisfacción muy grande.
Sí. Al final, cuando nos idealizan algo y lo tienes pero no te satisface, parece que no estés agradecido con ello. 
Exacto. Es que tal cual me sentía así. ¿Cómo puede ser que esté viviendo en este sitio que, aparentemente, me han dicho que es perfecto, que mis amigos no tienen la suerte de estar (porque quizás están en un piso) y yo me sienta triste, reprimida e incompleta? A veces nos lleva a unos niveles de exigencia que, si luego no se cumplen, juegan en nuestra contra.
Compartes espacio de exposición con otros veintitrés artistas. ¿Los conocías?
Sí, conocía realmente muchos nombres. Cuando Philipp me los mencionó, me puse a reír. Algunos de ellos habían sido referentes míos durante la carrera, incluso estudié sus libros para Alerta Mira-sol. Me acuerdo de que Bill Owens, con su proyecto Suburbia, fue uno de los primeros referentes que me dieron mis profesores cuando hacía el proyecto. Compartir sala con personas que tienen una trayectoria que cuadriplican la mía (o más) es muy emocionante. Sobre todo me emocionó mucho el hecho de ver que tantos artistas habían tratado temas muy similares al mío y que tenían esta mirada parecida a la mía.
¿Nos puedes recomendar a alguno o alguna obra?
Os voy a recomendar a dos artistas. Uno sería Bill Owen, con Suburbia, que si alguien no conoce el libro, se lo recomiendo cien por cien. Y otra que no está en la exposición, pero es una artista que me gusta mucho, es Joanna Moll. Tiene un proyecto que se llama Virtual Watchers, que aunque de alguna manera es un tema distinto al que yo toco,también está retratando un grupo de personas que vigilan un espacio, en su caso, la frontera entre Estados Unidos y México. Es un proyecto que en relación con Alerta Mira-sol me parece muy interesante destacar.