Más allá de las prendas presentadas sobre la pasarela de Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, lo que verdaderamente recordaremos los presentes en el desfile de Juan VG en la última edición de EGO es (y será) la energía incomparable con la que aterrizó en la capital española. Haciendo de su show una auténtica rave en la que el diverso casting de modelos personificaba a la perfección el ADN de la marca, el creativo debutó en la jornada de jóvenes promesas abanderando la sostenibilidad real y demostrando que una nueva forma de entender (y consumir) moda es posible, ya que su colección está construida a base de upcycling en lo que él se refiera a “prendas para salir con los amigos, tomarte unas cañas, ir a trabajar o viajar”.
Y es que, aunque Juan VG fuese hasta hace apenas unos meses una marca (casi) desconocida en la escena creativa madrileña, el diseñador ya prometía despuntar en un panorama que exige propuestas renovadas con discursos coherentes adaptados a los nuevos tiempos. El diseñador apuesta por la exclusividad de sus prendas (consecuencia directa de la reutilización creativa), el color y la aniquilación del género.

Y lo hace de la mano de Blend, uno de los showrooms más interesantes de Barcelona en lo que a diseñadores independientes y emergentes se refiere, quien le acompaña en esta aventura que no ha hecho más que empezar. Hablamos con él para conocer en profundidad su percepción de la moda nacional, sus impresiones del desfile y sus planes a corto y largo plazo.
Juan, la primera publicación de tu Instagram profesional corresponde a septiembre de 2020. Ya por aquel entonces la pandemia había arremetido con fuerza en nuestras vidas y presentar las colecciones sobre pasarelas era impensable. ¿Es entonces cuando decides presentar tu marca ante el mundo?
Sí, mi principal objetivo siempre fue el crear mi propia marca, y la verdad que tras acabar en septiembre el máster en Diseño de moda que realicé en Barcelona en LCI, la idea era trabajar de diseñador en alguna marca para conocer el mundillo, saber cómo funciona y luego ya en unos años lanzar la marca. Pero con la pandemia resultó complicado encontrar trabajo de lo mío y, al no encontrar nada, decidí arriesgarme y lanzar mi marca; algo de lo que en verdad me alegro a día de hoy, que surgiese todo de esta manera.
Si seguimos recorriendo tu feed, te vemos a ti en repetidas ocasiones vistiendo tus propias prendas. Algo que personalmente celebro, pero que no es tan habitual en un momento en el que muchos diseñadores siguen optando por looks negros de pies a cabeza para pasar desapercibidos. ¿Es acaso Juan VG una respuesta a un mercado en el que no encontrabas las prendas que querías vestir?
Mis comienzos en el mundo de la moda y mis primeros diseños parten exactamente de esa idea. Mi pasión por el diseño nace de no sentirme a gusto o en sintonía con las prendas que se vendían cuando tenía 15-16 años. Comencé a experimentar y a crear mis propias prendas, customizando prendas antiguas o transformando prendas de mi padre y mías. El diseño upcycling estuvo de manera inconsciente en mi cabeza desde siempre ya que diseñaba a partir de los materiales y recursos que tenía, sin comprar nada nuevo. Es por ello que parte de la filosofía de la marca está basada en esta idea; partir de prendas básicas, de segunda mano o piezas muy clásicas que actualmente la gente no se pondría, desestructurarlas y transformarlas en diseños más atrevidos, divertidos y ponibles en el día a día de las personas.
Con respecto a tu pregunta, la verdad es que nunca le he dado muchas vueltas, simplemente visto con mis prendas porque me gustan, me siento yo y quiero transmitir eso a mí público y al resto de personas que siguen la marca. La ropa de Juan VG está hecha para disfrutarla, son prendas para salir con los amigos, tomarte unas cañas, ir a trabajar, viajar. Prendas con historia que han cobrado nueva vida y quieren que se las dé nuevas vivencias.
Acabas de presentar tu última colección en la pasarela Allianz EGO de Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. Sin embargo, tu primer desfile fue un show callejero por el MACBA, en Barcelona. Un recinto que ahora explora Paloma Wool en su show, en el marco de 080 Barcelona Fashion. ¿Cómo recuerdas este momento y qué ha cambiado desde entonces?
Uf, es que ese momento fue una locura brutal. Todo parte en septiembre de 2020, cuando presenté la colección de fin de máster. Me dio bastante bajón al pensar en que había hecho una colección solo para presentarla ante un jurado y ya. Es por ello que, dando vueltas a ver cómo podía dar a conocer esta colección, y teniendo claro cuál era mi identidad de marca, hacia qué estética iba dirigida y el rollo que quería que tuviese, se me pasó esta idea por la cabeza. Presentar un desfile callejero, desenfadado y potente en la zona del MACBA, un sitio que me flipa. Así que, solo 3 días antes de dejar Barcelona, propuse esta idea a Laura y Valentina, dos compañeras mías del máster, para hacer el desfile de manera conjunta y tener más presencia. En un día captamos a gente por el MACBA para que hiciesen de modelos, el día siguiente realizamos el fitting y el siguiente ensayamos las posiciones y movimientos que queríamos que hiciesen. Y de seguido fue vestirles, maquillarles y realizar el desfile y el shooting.
Fue una experiencia increíble nacida de no tener recursos y querer dar visibilidad a tu proyecto de manera colaborativa, consiguiendo a gente que participó por el mero hecho de que les gustaba la ropa, tu idea. Ver ese sentimiento de comunidad, de apoyo a creativos que están empezando en este mundillo, es algo muy bonito y no siempre se ve.
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Además de haber debutado en Barcelona, también te podemos encontrar en uno de los showrooms más interesantes de ciudad, Blend, junto a firmas como Pablo Erroz, Álvaro Calafat o The Artelier. La pregunta es obligada, ¿por qué has decidido presentar en Madrid y no en Barcelona, ciudad a la que estás absolutamente conectado?
La decisión de presentar en Madrid fue una manera de darme a conocer ahí, ya que no estoy tan presente como en Barcelona, y a su vez tuvo que ver con el formato de Madrid con respecto a la 080. Creo que mi marca gana en directo, vista de primera mano, en vivo. La esencia, la estética, la actitud, el buenrollismo y la energía que transmite la marca. Sabía que crearía mayor impacto a quien no conociese la marca si desfilaba en Madrid, en lugar de participar en la 080. También el participar en EGO, que no deja de ser una especie de concurso donde desfilas si eres seleccionado, era una manera de saber si mi marca gustaba. Al fin y al cabo, lancé Juan VG hace un año y medio.
Tu marca era posiblemente una de las más desconocidas para el público madrileño, en comparación con firmas como Reparto Studio, Emeeree o Alejandre, muy vinculadas a la escena joven creativa de la ciudad. ¿Sentiste miedo por la acogida que tu propuesta tendría una vez desvelada ante la audiencia?
La verdad que tú lo has dicho (risas). Y sin el posiblemente, yo creo que la gente no tenía ni idea de quién era. Pero bueno, ni tan mal, eso me quitaba presión ya que las expectativas eran menores. Iba con la calma de presentar los diseños que yo quisiese, siendo yo. Todo el proceso lo he vivido con nervios y estrés en ciertos momentos, pero a la vez con cierto estado de calma derivado a mi parecer en la inconsciencia, ya que nunca había hecho algo parecido a estos niveles. Tenía bastante claro cómo quería presentar mi marca en el desfile. Teniendo claro eso, vas enfocado al cien por cien a todo lo que lo engloba.
En cuanto a la acogida que tuviese tampoco me preocupé mucho, yo estaba feliz con los looks y toda la propuesta. Para mí fue un día de disfrute, vomitar el trabajo de varios meses y, sobre todo, más que gustar o no, era el simple hecho de no dejar indiferente a la gente y crear una reacción ya fuese buena o mala.
Los dieciocho looks que presentaste en la pasarela de jóvenes diseñadores se caracterizan por estar construidos a partir de prendas totalmente upcycling y genderless. ¿Son estas las dos premisas fundamentales sobre las que construyes tu proyecto?
¡Sí! la marca se fundamenta principalmente en esos dos pilares, la sostenibilidad, el consumo responsable, el slow fashion llevado a cabo mediante el upcycling y la estética urbana; desenfadada, atrevida y divertida, siendo totalmente prendas agénero. Al fin y al cabo, llega un punto en el que es aburrido el delimitarnos tanto como sociedad. Las prendas de Juan VG son para todo el mundo que sienta un vínculo con los valores de la marca y el estilo de las prendas independientemente del género, cada uno que se ponga lo que le dé la gana y tan felices.
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Hablemos del upcycling o reutilización creativa. Cada vez son más los diseñadores que se suman a esta metodología, abanderando un discurso que promueve la sostenibilidad y el respeto por el medio ambiente. Pero lo cierto es que también hay un componente económico, que favorece poder sacar adelante abaratando costes al partir de piezas o retales ya existentes, ¿no es así?
Yo siempre defino el upcycling como una manera de dar nueva vida a prendas existentes en desuso, transformándolas y creando piezas nuevas, originales y divertidas. El uso del patchwork, la mezcla de tejidos, el juego que puedes hacer con las costuras, es algo que a mí me encanta. Es donde veo que puedo exprimirme al máximo y sacar mis mejores ideas.
Con respecto a tu pregunta, es verdad que el coste en materia prima es menor, pero el sistema de producción es mucho más lento, hablando desde mi propia experiencia, a la hora de diseñar una prenda. Todo el proceso desde la elección de materiales, la combinación de estos, el patronaje y puzzle que se lleva a cabo para cuadrar el tejido ya que es reducido, el tiempo de confección; y luego el valor que se le da a una prenda única. El consumidor que se la lleva sabe que solo hay esa pieza en esos colores. Una prenda personalizada que, a su vez, en la medida de lo que cabe, está ayudando a que nuestro planeta no se vaya a la mierda.
¿Dónde consigues las prendas existentes en desuso a partir de las cuales creas tus piezas finales?
Colaboro con Solidança, cuyas actividades están vinculadas con la gestión integral de residuos y la economía circular. Y también a través de donaciones de personas que apoyan la marca y el proyecto.
¿Es la sostenibilidad un término muy manido? ¿Usas esta palabra frecuentemente cuando hablas de tu marca?
Es inevitable hablar del tema cuando eres una marca sostenible, pero creo que actualmente es necesario ya que, aunque parece que cada vez somos más conscientes, hay que llegar a ese punto donde no tenga que ser un tema tan hablado porque ya haya calado de manera definitiva en nuestra manera de consumir y ver la vida. La sostenibilidad no se puede concebir como una moda pasajera como suele pasar debido a las grandes marcas, sino que hay que cambiar el chip y apostar por el comercio local y las marcas emergentes, ya que todas hacemos un slow fashion. Es un cambio que se tiene que dar tanto en la industria como en el consumidor.
Si nos sumergimos en tu página web, vemos que podemos hacernos con gran parte de las prendas en el apartado de venta. ¿Cómo ha sido el recibimiento por parte de la clientela? ¿Has tenido muchos pedidos?
El proceso ha sido lento ya que, al empezar hace año y medio, el comienzo ha estado más destinado a visibilizar la marca. Blend Showroom me ha ayudado a darme más a conocer y eso siempre trae clientela y ventas. El tema pedidos va por épocas, pero lo bueno es que siempre van a más y, tras la visibilidad del desfile, esto solo va para arriba; así que muy contento. Partimos de que en Juan VG puedes tanto comprar las prendas ya puestas en venta como encargar prendas personalizadas bajo pedido. Es curioso que mi mayor número de clientes sean de fuera de España, a ver si la gente de aquí se anima un poquillo (risas).
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Y una vez alguien efectúa una compra, ¿cómo es el proceso de desarrollo y envío? Imagino que no hay dos prendas exactamente iguales.
Exacto, el cliente puede comprar la prenda que está en la web directamente, o puede a partir de esa prenda encargar una igual con el mismo corte pero colores diferentes. Tenemos prendas de colecciones cápsula, que son las que son y ya está. Y otras que van bajo pedido, sobre todo en tema de partes de abajo, ya que de esta manera no tenemos sobrante de stock. Como tal partimos de dos tipos de diseños, prendas completamente únicas que no se repiten y prendas que comparten patrón; pero el material y color con el que se confeccionan son diferentes. Es una venta muy personalizada, incluso nuestro packaging es upcycling. Creamos la caja en base al pedido, cajas cosidas a mano e ilustradas también manualmente.
¿Es posible vivir de la moda en España?
Pues estoy empezando, así que todavía lo estoy descubriendo, pero creo que sí se puede vivir de la moda en España. Lo que no sé es si se puede vivir de ello mediante el consumidor español, ya que aún falta el salirse del tipo de consumo convencional.
¿Y cuáles son tus planes a futuro? ¿Te veremos presentando tu próxima colección en alguna pasarela?
Sí que tengo pensado volver a presentar una colección en pasarela; cuándo y dónde no lo sé, el tiempo dirá. Como marca de slow fashion que soy, no pretendo presentar dos colecciones al año en pasarela, ni mucho menos, ya que no le veo mucha lógica. Eso no quita que vayan a salir nuevos proyectos, colecciones cápsulas y productos sueltos con el tiempo. Va a sonar muy cliché, pero estad atentos a mis redes y así lo descubrís (risas).
Si tuvieses la capacidad de cambiar algo en el sistema de la moda española, ¿qué sería? ¿Hay algo que eches en falta?
Te diría dos cosas. Una, la calma. Actualmente, tanto en el mundo de la moda como en general, todo va a tope. No nos da tiempo a ubicarnos, respirar y dar el tiempo que se merece a las cosas, ¿qué prisa tenemos? Este constante estrés nos lleva a no disfrutar y a un nivel de consumo y producción innecesario.
Echo en falta también mayor visibilidad y apoyo a marcas emergentes y a los diferentes estilos y visiones que presentan, ya que son bastante potentes. Dar una mayor facilidad al consumidor español a conocer estas marcas y estas propuestas que igual no tenían ni idea de que existían en España. Al fin y al cabo, la moda española, a mi parecer, ha ido por una línea bastante clásica y poca arriesgada. Todo viene de cierto desconocimiento y estigmas a la hora de vestir, una estética muy seria. Al final, yo creo que la moda, la ropa, hay que tomársela desde un punto de vista menos serio y más divertido, atreviéndonos a arriesgar más y pensar menos en el que dirán, algo muy presente todavía en la sociedad española a mi parecer.
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