Los Goya siempre traen sorpresas, y este año, una de ellas ha sido Chinas. La película dirigida por Arantxa Echevarría llegó a las pantallas a finales de 2023 como un proyecto indie, con un presupuesto ajustado y las consiguientes limitaciones, pero ha ido cogiendo fuerza gracias al boca a oreja. Podríamos decir que la razón principal es su respetuoso acercamiento a una realidad tan ignorada pero tan visible: la comunidad china en España. Con cuatro nominaciones a los premios Goya, incluyendo dos para Mejor Actriz Revelación y una para Mejor Actor Revelación, nos deja claro que la película destaca la maravillosa interpretación coral del reparto.
Para Xinyi Ye , una de las tres protagonistas, esta película ha sido su debut delante de la cámara. Su timidez y el miedo escénico se han transformado en una nominación a los premios junto a Yeju Ji, quien interpreta el papel de su madre en la pantalla. Xinyi, al igual que Claudia, su personaje en la ficción, ha sido una chica de dieciséis años que carga con todas las complejidades de ser una adolescente, pero también con la responsabilidad de ser la hija mayor de una familia china emigrante. Nos ha comentado que a su madre le encanta la expresión “española de sangre china”, así que el título lo dejamos en honor a ella. Ahora te toca a ti leerte esta entrevista.
Hola, Xinyi, es un placer entrevistarte. Me ha encantado la película, quizás he soltado alguna lágrima y me ha sorprendido mucho saber que es tu primera experiencia en la actuación. Además, nominada para el Goya a Actriz Revelación. ¡Enhorabuena! ¿Cómo lo estás llevando?
Hola, Cristina, ¡el placer es mío! Me alegra tanto que te haya gustado la película. Siempre digo que para mí ha sido dar un paso de cero a cien porque estaba muy desorientada sin saber qué hacer, sin nada que me gustase o que me interesase, y de repente rodar una película y estar nominada a los Goya es como un sueño.
Para poner un poco de contexto a nuestros lectores, la directora del film, Arantxa –a quien hicimos una entrevista preciosa hace poco–, hizo un casting masivo a través de WeChat. Ella buscaba actrices chinas no profesionales y dio contigo. ¿En qué momento decidiste apuntarte al casting? ¿Cómo fue el proceso?
No sabía que iba a ser un proyecto tan grande y maravilloso, no había tenido ningún contacto con este mundillo antes y ni siquiera conocía a Arantxa. En su momento me obligué a apuntarme al casting porque sentía que iba a estar bien para practicar y afrontar mis miedos de hablar en público, miedo escénico y a la cámara. En el primer contacto con Arantxa, en el primer casting, para nada fue como me imaginaba, creía que iban a ser serios interrogatorios sobre tus capacidades, lo que sabes y lo que no, etc. Pero fue terapia total. Nos pusimos a hablar y, sin darme cuenta, le estaba contando mi vida, ¡es un ser de luz!
El largo proceso de casting, que duró meses, fue divertido y estuvo lleno de sorpresas todos los días porque no sabía con qué o con quiénes me iba a encontrar, eso sí, siempre nerviosa y con esa incertidumbre de no saber si has entrado en la siguiente fase.
Ponerse delante de las cámaras por primera vez puede ser una experiencia sobrecogedora. ¿Cómo fue tu primer día en rodaje?
Como decía antes, siempre le he tenido miedo a las cámaras, y creo que fue justo por eso que lo llevé bien en el rodaje, porque se trata precisamente de NO mirar a cámara. Para las fotos y photocalls, por ejemplo, que sí hay que mirarlas, ¡la verdad es que sigo pasándolo fatal! Además, en los ensayos Arantxa nos montaba también cámaras y micros para que nos fuéramos familiarizando con todo el equipo. Con las peques jugábamos a ‘la burbuja’, nadie podía mirar a la cámara, y si alguien la mira pierde ¡y se queda sin chuches! Las peques ganaban siempre (risas).
Dentro de la trama, Claudia se enfrenta constantemente a la presión de cumplir con las expectativas familiares. En una entrevista anterior comentabas que te independizaste muy joven y fue muy duro tanto para ti como para tus padres. No es lo mismo performar una lucha que no es tuya que relatar algo que has vivido en tu día a día. ¿Ha habido momentos que te hayan recordado a experiencias propias que te hayan conmovido?
Fue duro conseguir esa independencia, un duelo tanto para mis padres como para mí, pero los resultados han sido buenos y hemos conseguido entendernos y comprendernos mejor. Muchos momentos en la película me han conmovido al ser experiencias propias reales, como por ejemplo la escena de la cena donde sucede la pelea con sus padres. Mis hermanos pequeños gemelos vinieron aquí a los diez años, y en unas rabietas con mis padres decían que les habían dejado tirados en China con los abuelos y que luego les habían traído de vuelta sin pedirles su opinión. Eso es muy doloroso porque ningún padre querría tener a su familia separada si tuviera el tiempo y la capacidad de cuidarnos bien a todos. Haberlo vivido así de cerca me ha ayudado a hacer esa escena tan dura.
Y no solo me conmovieron momentos de mi personaje sino también los de la mamá, esas agresiones tanto físicas como verbales recibidas en los bazares y en los supermercados son todo experiencias reales que he visto y vivido con mis padres.
¿Qué partes de ti ves reflejadas en Claudia y en qué otras crees que difieres de ella?
Me veo reflejada en esa búsqueda de identidad, el no saber a dónde pertenezco porque me llaman china por la calle pero luego los que me preguntan y les digo que he nacido en Madrid dicen que soy española. También el tener que acompañar a mis padres al banco, al médico, al ayuntamiento, etc. como traductora. He tenido que ayudarles a rellenar papeles, llamar por teléfono, ayudar en el bazar, ser un buen ejemplo como hermana mayor y no comprender en su momento por qué tenía que hacer más que los de mi edad y, en cambio, recibir menos.
Una de las diferencias entre Claudia y yo es que ahora veo algunas cosas mucho más claras, comprendo mejor a mis padres, el sacrificio que han hecho de dejar sus tierras y su familia para darnos una vida mejor, y de ahí su exigencia, aunque siga teniendo cosas con las que no estoy de acuerdo. Pero esa incomprensión que hay entre muchos padres e hijos pasa en todo el mundo igual, así que tampoco somos tan diferentes tú y yo en realidad. Y sobre la pregunta ¿china o española? Yo soy de donde yo quiera aunque a mi madre le encanta ‘española de sangre china’.
La película también aborda el desarrollo de tu personaje como adolescente, el querer encajar en el grupo, salir de fiesta y/o tener relaciones con chicos. Xinyi, tienes 22 años y podríamos decir que eres una generación mayor que tu personaje, ¿qué consejo le darías a una chavala como Claudia?
Sigue tu corazón, no hagas cosas que no te gustan por querer ser igual a los demás, ser del grupo de los guays no es tan importante ni necesario. Cuídate y quiérete.
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Compartes nominación en los Goya con Yeju Ji, que interpreta a tu madre en Chinas. La escena de la disputa entre vosotras dos… A mi parecer, uno de los momentos más duros del film. ¿Cómo fue rodarla?
Yeju es una actriz maravillosa, desde el casting y los ensayos ya sentimos esa bonita conexión entre nosotras. Ella también tuvo que dejar a su hijo en China, por eso le hieren tanto las palabras de Claudia una y otra vez, tanto en los ensayos como en el rodaje. Me costaba mirarla a los ojos después de echarle en cara todo porque el dolor que se reflejaba en ellos me rompía el corazón.
Siento que una de las cosas que plasma muy bien Arantxa Echevarría es esa dualidad cultural entre España y China a la que se enfrenta tu personaje. ¿Cómo crees que se desarrolla esta dualidad en su identidad y cómo influye en su sentido de pertenencia?
Claudia, siendo una adolescente en la edad del pavo, está bastante perdida. Se siente incómoda en ambos mundos, tiene muchas dudas e inseguridades. Lo más bonito sería entender que no es necesario decidir a qué lado exactamente pertenece porque pertenece a ambas culturas y la enriquecen, que se quede con lo que más le gusta de cada lado.
Recuerdo que cuando empecé la universidad tuve una compañera de Hong Kong. Los profesores tenían dificultades para pronunciar su nombre chino y, finalmente, ella optó por que la llamaran María. Reflexionando sobre esto ahora, me preguntaba cómo se habrá sentido. ¿Crees que en la sociedad española hay una falta de esfuerzo por entender y relacionarnos con otras culturas diferentes a la nuestra? ¿Has tenido alguna experiencia similar?
A muchos ya nos ponen un nombre español o más fácil de pronunciar desde que nacemos, ya sea porque simplemente les gusta o por querer facilitarnos la vida. En el colegio, cuando los profesores pasaban lista, nada más verles fruncir el ceño y tardar en leer el siguiente nombre sabía que era el mío, les tenía que ayudar, ‘soy yo, Xinyi Ye’. Cuando lo pronunciaban mal en clase siempre había alguna risilla de fondo.
Yo siempre agradezco a las personas que me preguntan, que en realidad no cuesta nada, cómo se pronuncia o cómo se escribe mi nombre antes de arriesgarse e inventárselo. He visto y escuchado mi nombre de mil maneras: Xinji Ye, Yinyi Je, Chinchi,Sinchi… Que puedes decir, ay, qué tiquismiquis, pero si solo es una letra de diferencia, pero es como llamarle Paría a María, o poner Harry Potter con J. Lo cambia todo.
¿Hay algún aspecto particular de la cultura china que esperas que la audiencia española comprenda mejor después de ver Chinas?
Mucha gente dice que somos muy herméticos y tímidos, que no nos relacionamos con la gente o que no aprendemos el idioma, pero no es así. Se nos olvida que todos somos personas de carne y hueso y da igual de qué etnia seamos, siempre hay de todo y existe un depende. Depende de su carácter, de su situación económica, de cuánto tiempo libre tenga para socializar, del entorno en el que haya crecido, del ambiente en el que se encuentre, etc. Los que siguen luchando por tener una situación económica más estable y trabajan dieciséis horas al día, por ejemplo, es lógico que no tengan tiempo de salir a socializar o de apuntarse a clases para aprender español. Hay padres chinos muy exigentes, otros que se preocupan solo por la felicidad de sus hijos, unos que nunca salen y otros que están todos los días de fiesta. Creedme, hay de todo, no somos tan diferentes.
Estás estudiando en una escuela de interpretación, te representa A6 Cinema… ¿Podemos decir que tu vida ha dado un giro de 360 grados este último año? ¿Qué planes tienes para este 2024?
Bueno, este mundillo es muy difícil, no todo son flores. De hecho, he tenido que dejar la escuela de interpretación porque tengo que trabajar, mantenerme y hacer vida normal como todos, pero me siento muy afortunada por todo lo que estoy viviendo gracias a Chinas. Ojalá poder seguir trabajando, aprendiendo y creciendo en este mundo nuevo para mí que estoy conociendo poquito a poco, junto a gente tan maravillosa que tenemos en el cine español. Un honor infinito poder encontrarme entre ellos.
Quería darte un pequeño espacio en blanco para acabar esta entrevista. ¿Qué pregunta te gustaría que te hubiera hecho? Y si quieres responderla, toda tuya.
Muchas gracias por este espacio que me das, no echo de menos ninguna pregunta pero sí me gustaría citar a Julio Hu Chen, el actor que interpreta a Wang en Chinas. Comentaba en una entrevista con El cine en la SER que es habitual que en la tele o en el cine aparezcan personajes asiáticos que no tienen historia o trama propia y son silenciosos, no tienen nada que decir, o simplemente son parte de alguna mafia sin nada de personalidad. Que se le reconocía siempre como ‘el chino de no sé dónde’ en vez de con el nombre del personaje.
Esto es algo que Julio dice mucho en los coloquios a los que vamos juntos y que hablamos también siempre que podemos. Desearíamos que en el futuro se abra la puerta para que personas asiáticas en España tengan impacto y que se les reconozca por su trabajo, no solo delante de las cámaras sino también detrás como técnicos, directoras, productoras o guionistas.
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